El sábado es de la Virgen
En el sábado se dan la mano la soledad y la esperanza. O, mejor, la esperanza toma de la mano a la soledad y la invita a mirar al cielo. Es el día de la Virgen.
Llegarán días en que les arrebatarán al esposo, y entonces ayunarán.
Hoy el esposo ha sido arrebatado, y yace bajo tierra. Pero la madre se quedó, para que la soledad no quedara sin consuelo. En los momentos de mayor oscuridad en mi vida, siempre he encontrado en ella esa gota de dulzura que me ha ayudado a transitar por el valle de la muerte.
No dejes ningún día de rezar el rosario. Es la bendita cadena que te une a la Virgen, la garantía de que tu mano y la suya caminan unidas en la travesía del sábado, ese sábado en que parece que Dios ha muerto y vencen el mal y la muerte.
Recorriendo con ella este mundo de sombras, se llena de esperanza el corazón. Y entiendes que el silencio que todo lo llena no es sino el preludio de una sinfonía de primavera. Y las espesas tinieblas, con sus fantasmas, no son sino anuncio de un amanecer glorioso. Mañana será domingo.
(TOI13S)