La Resurrección del Señor

25 noviembre, 2023 – Espiritualidad digital

Sólo Cristo reina

Estoy cansado de escuchar la frase «No soporto a los políticos». Con todas sus variantes. Dais demasiada importancia a los gobernantes, tanta como ellos se dan a sí mismos. Os están engañando, y os dejáis.

Pensad en cualquiera de ellos, en el que más rabia os dé. Cuando esté en la cima de su poder, cuando crea y os haga creer que el mundo es suyo, un solo movimiento del verdadero Rey llevándose la mano a los labios lo hará callar, y ese pobre hombre tendrá que presentarte desnudo ante Él y reconocer que no era nadie.

¿Dónde está Herodes, dónde Julio César, dónde Napoleón, dónde Alejandro «Magno»? Son polvo y cenizas, nada más. Sin embargo, mi santo patrón, san Fernando, que amaba a la Virgen, se disciplinaba en público y murió sobre cenizas, reina con Cristo en el cielo.

Cuando venga en su gloria el Hijo del hombre, y todos los ángeles con él, se sentará en el trono de su gloria y serán reunidas ante él todas las naciones. ¿Tendréis que esperar a ese momento para saber que Cristo es el único rey? Estad tranquilos. Sólo Cristo reina. Nada sucede sin que Él lo ordene para el bien.

(XTOREYA)

Abrahán de Dios

La Fe católica nos dice que, un día, todos seremos juzgados. Ese día será, desde luego, cuando el Señor nos llame a salir de este mundo, y entonces seremos juzgados a solas. Después, cuando Cristo vuelva, tendrá lugar el Juicio final.

¿Temes al Juicio?

Los que sean juzgados dignos de tomar parte en el mundo futuro y en la resurrección de entre los muertos… ¿Quién, de entre los hombres, será digno de ese premio? Te lo diré: nadie, salvo el propio Cristo. Si alguno piensa que se hará merecedor del cielo con su esfuerzo, que abandone toda esperanza.

Pero la esperanza nos sale al encuentro en cada misa: «Te damos gracias porque nos haces dignos de servirte en tu presencia». Él, el único digno, nos llena por dentro con su Espíritu y nos hace suyos. Sólo tenemos que dejarnos alcanzar, dejarnos limpiar, dejarnos invadir por Cristo, hasta que todo cuanto hay en nosotros le pertenezca. Por nosotros mismos no merecemos gloria, pero participaremos de la suya si hemos sido invadidos.

Lo indicó el mismo Moisés en el episodio de la zarza, cuando llama al Señor: «Dios de Abrahán». «Dios de Abrahán» significa también «Abrahán de Dios». Como Teresa de Jesús.

(TOI33S)

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