Tu verdadero enemigo

¿Eran dos, o era uno? No lo sabemos, san Mateo ve doble algunas veces. San Marcos y san Lucas hablan de un endemoniado en Gerasa. San Mateo cuenta dos. En los otros evangelios, Jesús pregunta a los demonios por su nombre. En san Mateo, apenas hay diálogo. Jesús sólo pronuncia un monosílabo: Id.

Da igual. Lo que importa es que es la mera presencia de Jesús la que hace huir a los demonios. Igual que ayer su mera presencia, aun dormido, gobernaba los vientos y las olas, hoy basta una palabra suya para liberar a los endemoniados. Y tanto ayer como hoy aprendemos que nada debe temer quien tiene consigo a Cristo.

Explicaba yo a unos niños cómo la vela del bautismo representa la luz del alma en gracia. Y les advertía que esa llama puede apagarse. Un niño levantó la mano y dijo: «Es verdad. Porque viene el demonio y sopla».

Respuesta incorrecta. Ni todos los demonios del infierno soplando juntos pueden robarte la gracia de Dios. Por eso, nada tienes que temer.

El único que puede apagar la vela de tu bautismo eres tú. Con el soplo del pecado. He ahí tu verdadero enemigo. Guárdate de ti mismo.

(TOI13X)