La Resurrección del Señor

Sábado de la 1ª semana de Adviento – Espiritualidad digital

Extenuados y abandonados

Habían pasado más de mil quinientos años desde la marcha de Jesús al cielo, y fray Luis de León recogía la nostalgia con que la Iglesia quedó herida cuando su Pastor se alejó de ella: «Y dejas, Pastor santo, tu grey en este valle hondo, oscuro, en soledad y llanto, y Tú, rompiendo el puro aire te vas al inmortal seguro». Qué delicia, leer esos versos cuando hace ya dos mil años que el rostro de Jesús se ocultó.

Al ver a las muchedumbres, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas, «como ovejas que no tienen pastor». Te echamos de menos, Señor. Por eso gritamos: «Marana Tah», «¡Ven, Señor Jesús!». Estamos extenuados y abandonados, porque nuestros ojos vagan por el mundo buscando tu reflejo y nada los sacia.

¿Por qué tardas tanto? ¿No tienes miedo de que te olvidemos, de que no reconozcamos ya tu rostro cuando vengas? ¿No tienes miedo de que nos acostumbremos a este mundo, de que hagamos hogar en este destierro, y dejemos de esperarte? ¡Te la has jugado muy fuerte con nosotros, Señor!

¡Qué consuelo, escuchar tu promesa!: Ya no se esconderá tu Maestro, tus ojos verán a tu Maestro (Is 30, 20).

(TA01S)

Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Más información
Privacidad