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Espiritualidad digital – Página 2 – Brevísima homilía diaria, por José-Fernando Rey Ballesteros

ESPIRITUALIDAD DIGITAL

El abandono en Dios y el temblor de piernas

«Padre, no confío en Dios, no me abandono en sus manos. Porque, si realmente confiara en Dios y me abandonara en sus manos, no estaría muerto de miedo por esta enfermedad de mi hijo o por estas estrecheces económicas o por…» poned lo que queráis.

Mucha gente piensa que confiar en Dios significa no temblar ante el peligro. Y, claro, como son humanos y los humanos temblamos cuando nos sentimos amenazados, creen que ese temblor es un pecado, una falta de confianza en el Señor. Creen que el santo abandono consiste en dormir a pierna suelta la noche antes de que te confirmen si un ser querido padece una enfermedad mortal. «No he podido dormir en toda la noche, voy a confesarme». ¿De qué, de ser humano? ¡Si el propio Jesús tembló en Getsemaní!

No tengáis miedo a los que matan el cuerpo, y después de esto no pueden hacer más. Pero no tener miedo no significa no preocuparse o no temblar. Abandonarse en Dios significa que, mientras el cuerpo tiembla, el alma, en lo profundo, dice: «Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío». Y esa noche sin dormir no es una noche en blanco, sino una noche de oración.

(TOI28V)

El fracaso de la predicación

Era uno de esos días en que el pueblo entero acude a la iglesia. Una ocasión única –me dijo alguien– para que te escuchen los que no vienen a misa. Y estaba claro que escuchaban. A su manera. Porque dije: «Un cristiano no es “el que va a misa”. Un cristiano es el que se ha enamorado de Jesucristo, y por eso va a misa y la disfruta». Al terminar la ceremonia, se me acercó uno de ésos a quienes nunca veo en la iglesia: «¡Qué bien ha hablado, padre! Qué razón tiene, no es necesario ir a misa para ser cristiano». No sabía si partirme de risa o echarme a llorar.

A esta generación se le pedirá cuenta de la sangre de todos los profetas derramada desde la creación del mundo. Los profetas hablaron y hablaron y hablaron. Y fracasaron. Y los mataron. Fue su sangre, no su palabra, la que, unida a la de Cristo, redimió al pueblo.

Si todavía queda alguien que crea que el mundo se transforma con palabras bonitas o ardientes, peor para él. El mundo lo redime la sangre, la entrega de la vida de quien habla y fracasa y es perseguido. La Cruz.

(TOI28J)

De Jesús

Decidme qué pinta una monja llamada por Dios a la vida de clausura, pobreza, silencio y contemplación recorriendo España, buscando dinero por todas partes, negociando con príncipes y nobles… Son bromas de Dios. Te llama a ser María y te pide que friegues más platos que Marta. Preguntadle, si no, a san Bernardo o a san Gregorio Magno. En ocasiones, Dios te llama a una vida y después te pide que se la entregues. Es la renuncia suprema, la de la propia llamada.

Y es que santa Teresa de Jesús fue verdaderamente de Jesús. «Vuestra soy, para Vos nací. ¿Qué mandáis hacer de mí?» Dios la llamó a la quietud y después le pidió trabajos. «Si queréis que esté holgando, quiero por amor holgar. Si me mandáis trabajar, morir quiero trabajando».

Está visto que Dios no quiere que nos instalemos en esta vida. Por eso tantas veces nos llama a una cosa y nos pide otra. Lo pienso cada vez que me veo durante horas ante el ordenador cuadrando las cuentas parroquiales en los bancos y pagando facturas. «Señor, me llamaste al sacerdocio y me tienes ejerciendo de contable».

Porque ante todo, como Teresa, también nosotros debemos ser «de Jesús».

(1510)

El bolsillito de las monedas

He comprado pantalones nuevos, y me he llevado un chasco. ¿Por qué compraré tan deprisa? Hasta que no llegué a casa y me los puse, no me di cuenta de que no tienen bolsillito para las monedas. Y yo lo uso muchísimo. Ahora ya no podré cumplir con el precepto evangélico:

Dad limosna de lo que hay dentro.

Porque yo daba limosna de lo que había dentro. Dentro del bolsillito de las monedas. Ahora ya no podré.

Está claro que estoy de broma, ¿no? Bueno, lo del bolsillito es verdad. Yo prohibiría a los fabricantes hacer pantalones sin bolsillito, pero ya no puedo devolverlos. La broma es lo de la limosna. Jesús quiere decir otra cosa, no se refiere al bolsillito.

Se refiere al corazón. Nuestro corazón es santuario de Dios. Y dar limosna de lo de dentro consiste en poner el corazón en lo que hagamos. El otro día me dijo un hombre que un peatón, al sonreírle mientras le daba las gracias con la mano por haberse detenido en el paso de cebra, le había alegrado el día. Con esa sonrisa, le había dado limosna de lo de dentro.

Hacer cosas buenas está bien. Ser cariñoso está mejor.

(TOI28M)

Lo que parece verdad, y la Verdad que no parece

Hace tiempo que lo escribí: Si queréis contemplar un milagro eucarístico, no cojáis un avión; id a misa de siete. Y allí, si tenéis fe, veréis al pan y al vino convertirse en cuerpo y sangre de Cristo. El problema es que aquello no parece un milagro. Así les sucedía a los judíos: querían un signo, algo que «pareciera», un temblor de los astros, un apagón del sol, una caída de las estrellas… Apariencia, pura apariencia.

Jesús les ofrece lo contrario. Verdad sin apariencia. Aquí hay uno que es más que Salomón… Aquí hay uno que es más que Jonás. Pero sus ojos veían a un hombre normal y sus oídos creían estar escuchando una blasfemia. Por eso lo crucificaron y le escupieron, porque parecía el más humilde de los hombres.

Cuando, durante la Misa, el sacerdote te muestre la Hostia, clava en ella tu mirada. ¿Te das cuenta de que parece el más pequeño? Pues ése, el que parece el más pequeño, es el mayor de todos, el centro mismo de la Creación. Recuérdalo cuando comulgues. Llévate la mano al pecho y dite: Aquí hay uno que es más que Salomón… Aquí hay uno que es más que Jonás.

(TOI28L)

Feministas del Pilar

Ahora lo llaman feminismo. Y lo venden como una conquista de la modernidad. Pero la Biblia, desde siempre, ha exaltado la dignidad de la mujer como nadie lo ha hecho. Admito que los cristianos, a lo largo de la Historia, no hemos estado a la altura. A la mujer se la ha postergado y despreciado, se la ha considerado como inferior al hombre en muchas épocas y culturas a las que se llamó «cristianas». Pero aquello fue una traición, culpable o inconsciente, a las verdades reveladas.

Bienaventurado el vientre que te llevó y los pechos que te criaron.

Miradla sobre el pilar. Está sobre el pilar y es pilar. Porque la mujer ha sido siempre el pilar de la Humanidad. Por eso el Demonio, desde Eva hasta la mujer perseguida por el dragón del Apocalipsis, pasando por nuestros días, ha acechado siempre a la mujer. Él sabe que, si cae el hombre, la mujer lo levantará. Pero, si cae la mujer, el hombre caerá tras ella. Si en una familia cae el padre, la madre lo pone en pie. Pero si la madre cae, la familia entera cae con ella. Así nos va.

¿Somos feministas? ¡Claro! De los del Pilar.

(1210)

Cumplimiento y docilidad

A aquella mujer que ensalzaba (o, más bien, santamente «envidiaba») a la madre de Jesús el Señor le responde: Mejor, bienaventurados los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen.

Pero ¿qué es cumplir la palabra de Dios? Porque esa palabra del cielo no es como la orden de un general a sus tropas, ni su cumplimiento es una mera ejecución. De ser así, estaríamos perdidos. ¿Quién de nosotros puede cumplir una sola línea del sermón de la montaña?

La respuesta de Jesús a aquella mujer es, realmente, un modo de continuar y llevar más allá la alabanza a la Virgen. Porque, cuando hablamos de la palabra de Dios, cumplirla es, precisamente, lo que ella hace. Tras haber escuchado y acogido en su inmaculado corazón y en sus purísimas entrañas esa palabra, dice: «hágase». Es decir, se pone al servicio de la palabra misma, entrega su voluntad por la obediencia, y por su docilidad permite que esa palabra se cumpla en ella.

He ahí la clave del cumplimiento de la palabra de Dios: la docilidad. No se trata tanto de hacer como de dejarse hacer. Porque, si nosotros somos dóciles, la Palabra obra por sí misma lo que dice.

(TOI27S)

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