La física y la mística
Dicen que a Isaac Newton le cayó encima una manzana. Y descubrió la ley de la gravedad. La física es muy interesante, nos ayuda a explicarnos muchas cosas y a crear otras, pero la física es pesada y torpe. Seguro que a Newton le dolió el manzanazo. Por culpa de la física, si estoy aquí no puedo estar allí, y si un tipo corpulento como un armario se planta en la puerta no puedo entrar. Por culpa de la física, muchos que quisieron ver y tocar a Jesús no pudieron. ¿Cómo sortear a los miles de personas que lo rodeaban?
Os conviene que yo me vaya; porque si no me voy, no vendrá a vosotros el Paráclito. En cambio, si me voy, os lo enviaré. Duele, y mucho, la ausencia del cuerpo físico de Jesús. Pero si Cristo se hubiese quedado aquí como vivió 33 años, con su cuerpo físico, ni tú ni yo lo hubiésemos podido ver, salvo por televisión.
Nos convenía que esa presencia física diera lugar a otra, la del Espíritu, por la que Jesús no está frente a nosotros, sino en nosotros. Así es todo tuyo y todo mío. Así no sólo nos predica; nos santifica.
(TP07M)