La doble visitación

Segundo misterio: la Visitación de María a su prima Isabel. 31 de mayo: La Visitación de la bienaventurada Virgen María.

Olvidamos algo. La visita es doble, a Isabel se le llenó la casa.

Se llenó Isabel del Espíritu Santo. ¿Acaso esa visita es menos importante? El gran Visitador, el Espíritu, primero había visitado a María y había depositado en sus entrañas al Verbo divino. Y ahora visita el alma y el vientre de Isabel. El alma la llena de gozo, y en el vientre hace bailar por soleares al pequeño Juan. ¿Lo libró entonces del pecado original? Algunos lo dicen. Yo no lo sé.

¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? Esas palabras no se explican si no es por una inspiración del Paráclito. Está llamando «Señor» al Hijo de María; se está adelantando al concilio de Éfeso y proclamando a la Virgen madre de Dios.

Visitación, sí. ¡Pero menuda visitación! Abre las puertas del alma. Echa de casa, con una buena confesión, a todos esos mercaderes que son tus pecados, y que te visiten la Virgen y el Paráclito. Verás qué alegría.

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