El pacto de los hermanos Marías
El escritor español Julián Marías contaba que, de niño, hizo un pacto con su hermano: Ninguno de los dos mentiría jamás. En lo que a él respecta, aseguraba haberlo cumplido. Y así debía ser, porque, de otra forma, lo habría incumplido al decir eso.
Que vuestro hablar sea sí, sí, no, no. Toda mentira viene del Maligno, el llamado padre de la mentira. No hay mentiras piadosas; piadosos son los padrenuestros, jamás las mentiras. Dejando aparte las bromas (que son otra cosa), un cristiano no debería mentir nunca. Su «sí» debería ser «sí», y su «no», «no».
Cosa distinta es el silencio. Porque, si la mentira es siempre pecado, el silencio es muchas veces virtud (no siempre). La discreción es buena pauta de conducta. No tengo por qué decirle todo a todo el mundo. Hay verdades que, según la ocasión y el momento, conviene callar. ¿O acaso, por ejemplo, te sentirás autorizado a proclamar los defectos de tus hermanos con la excusa de que «es verdad»? Por muy verdad que sea, mejor cállatelo. Sé discreto.
Vuelvo al pacto de los hermanos Marías. Y a ese deseo de no mentir jamás. Ese pacto agrada mucho a Cristo. Él es la Verdad.
(TOI10S)