El mundo al revés

Como tantas veces sucede en la vida espiritual, la historia de la prisión y muerte del Bautista es la historia del mundo al revés. No es que nada sea lo que parece, es que todo es lo contrario de lo que parece.

Herodes había mandado prender a Juan y lo había metido en la cárcel encadenado. Para los hombres, el Bautista ha perdido su libertad, ha sido encadenado y encarcelado. Mientras tanto, Herodes es el rey, el hombre libre que hace lo que le viene en gana y tiene poder y dinero para vivir a su antojo. Unas rejas separan ambos mundos.

Pero, como digo, nada es lo que parece. Las rejas están ahí, no se mueven. Lo interesante es saber de qué lado de la reja está la prisión. Porque el verdaderamente libre es Juan, quien sólo depende de Dios y sólo a Dios quiere agradar. Podría haber eludido la prisión callando, pero libremente quiso hablar y padecer. Herodes, sin embargo, es esclavo de la lujuria, del alcohol, de su prestigio y de su propio poder.

No os dejéis engañar. No es libre quien tiene mucho. Es libre quien es dueño de su vida y la entrega por amor.

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