Dar a las parábolas «finales alternativos» parece un atrevimiento, pero no lo es. Porque esos «finales alternativos» están «basados en hechos reales». Lo que quiere decir que Dios tenía su película ya escrita y preparada, pero nosotros nos salimos del guion.
Suponed que un hombre tiene cien ovejas: si una se le pierde, ¿no deja las noventa y nueve en los montes y va en busca de la perdida? Y si la encuentra, en verdad os digo que se alegra más por ella que por las noventa y nueve que no se habían extraviado.
Y ahora suponed –final alternativo– que, cuando el pastor ha encontrado finalmente a la oveja y, lleno de alegría, va a cargarla sobre sus hombros, la oveja no se deja recoger. Y le dice al pastor que a qué ha venido, que la deje en paz, que ella ya sabe cómo orientarse y que puede volver sola. Y que, en todo caso, ni se le ocurra cogerla sobre los hombros; que le indique el camino, y ya volverá ella por sus propias patas. ¿Cómo se sentirá el pastor?
¡Cuánto le duele a Jesús nuestra prepotencia!
Viene el Señor a rescatarte. Déjate rescatar, no lo sepas todo.
(TA02M)