La Resurrección del Señor

29 de diciembre – Espiritualidad digital

Los contemplativos con bol de palomitas

Cuando se les habla de la necesidad de la oración contemplativa, muchos cristianos miran con extrañeza al sacerdote. Piensan que les está señalando las cumbres de los místicos, y que ellos, que ya se las ven y se las desean para perseverar en sus diez minutos diarios de oración, jamás alcanzarán ese ideal. Sin embargo, después van al cine y se tragan una película de tres horas. ¿No es contemplativo eso? Claro, claro, san Juan no es Cristopher Nolan.

Ya basta de excusas. La contemplación no es privilegio de almas escogidas. Cualquiera que haya visto El Padrino u Oppenheimer está capacitado para la contemplación. Y es mil veces más maravilloso contemplar la vida de Cristo que ver a Marlon Brando con una monda de naranja entre los dientes.

Puedes dejar a tu siervo irse en paz, porque mis ojos han visto a su Salvador. Ante la contemplación del rostro del Niño Dios, Simeón supo que su vida estaba cumplida, que había nacido para mirar aquellos ojos, y que jamás encontraría una belleza semejante.

A esa dicha estás llamado tú. Y olvídate de esos miserables diez minutos. Dedica, al menos, media hora diaria a contemplar el Evangelio, y enamórate de Cristo.

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“Evangelio

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