No es fácil ser santo

correcciónSe llama corrección fraterna. Y, al menos para mí, no es nada fácil:

Si tu hermano peca contra ti, repréndelo estando los dos a solas. Me quedo con la primera parte porque, si ya ésa me parece difícil, la dos siguientes ni os cuento.

Me parece difícil porque, cuando mi «hermanito» peca contra mí, me enfado. Y, cuando me enfado, lo que me sale no es precisamente una corrección, sino una bronca de tomo y lomo, estemos a solas o en medio de un estadio.

Espera a que se te pase el enfado… Venga, vale. Y hago un esfuerzo terrible por callar, aunque me abrase por dentro. Y hasta, heroicamente, pongo buena cara. Y si me hacen pipí encima digo que llueve y que qué bien todo.

Al cabo de un tiempo, se me ha pasado el enfado. Pero, entonces, lo que me cuesta es hablar. ¿Para qué se lo voy a decir, si no me va a hacer caso? Además, le va a sentar fatal y se enfadará conmigo. Mejor no se lo digo.

Ya lo veis. Pero, por difícil que sea, la corrección fraterna es de santos. Y nosotros queremos ser santos. Que Dios nos dé su gracia.

(TOI19X)