El bolsillito de las monedas
He comprado pantalones nuevos, y me he llevado un chasco. ¿Por qué compraré tan deprisa? Hasta que no llegué a casa y me los puse, no me di cuenta de que no tienen bolsillito para las monedas. Y yo lo uso muchísimo. Ahora ya no podré cumplir con el precepto evangélico:
Dad limosna de lo que hay dentro.
Porque yo daba limosna de lo que había dentro. Dentro del bolsillito de las monedas. Ahora ya no podré.
Está claro que estoy de broma, ¿no? Bueno, lo del bolsillito es verdad. Yo prohibiría a los fabricantes hacer pantalones sin bolsillito, pero ya no puedo devolverlos. La broma es lo de la limosna. Jesús quiere decir otra cosa, no se refiere al bolsillito.
Se refiere al corazón. Nuestro corazón es santuario de Dios. Y dar limosna de lo de dentro consiste en poner el corazón en lo que hagamos. El otro día me dijo un hombre que un peatón, al sonreírle mientras le daba las gracias con la mano por haberse detenido en el paso de cebra, le había alegrado el día. Con esa sonrisa, le había dado limosna de lo de dentro.
Hacer cosas buenas está bien. Ser cariñoso está mejor.
(TOI28M)