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Espiritualidad digital – Página 2 – Brevísima homilía diaria, por José-Fernando Rey Ballesteros

ESPIRITUALIDAD DIGITAL

Lo que dice la higuera

Una gota de agua que cae de un grifo mal cerrado. Un descuido, voy a cerrarlo. Pero escucha primero. Toc… toc… Así se pierden las almas cuando caen sin provecho en la muerte. Pero si esas gotas caen en el vaso en que bebe el hombre, se convierten en vida. Así se salvan y viven vida eterna las almas que se dejan beber por ese Cristo que tiene sed en la Cruz.

Fijaos en la higuera y en todos los demás árboles: cuando veis que ya echan brotes, conocéis por vosotros mismos que ya está llegando el verano.

Habla la higuera, hablan las nubes, habla el agua, habla un pañuelo caído en el suelo. Todo habla, y habla palabras venidas de Dios. Si sabemos escuchar, hasta el detalle más insignificante contiene una declaración de Amor divino. Pedid al Espíritu el don de ciencia para captar ese lenguaje.

Igualmente vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios. Con «estas cosas» se refiere Jesús a las contrariedades que ha anunciado los dos últimos días. «Estas cosas» son la Cruz. Los sufrimientos, humillaciones y enfermedades son el abrazo del Crucifijo. Y la puerta del cielo. Escuchad.

(TOI34V)

Síndrome de Estocolmo

Lo peor que puede pasarle a un preso es que se encuentre bien. Lo llamamos «síndrome de Estocolmo», ¿no? Le coge cariño al carcelero, le cuenta su vida, juega con él a las cartas y consigue que le den bien de comer. No se está tan mal aquí: no tengo que trabajar, me dan conversación, estoy entretenido y esta noche he dormido bien. Cuando vienen a liberarlo, dice que no, que ésta es su casa y allí se queda, y que no hagan daño al carcelero, que es su amigo.

Verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y gloria. Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación.

Mientras tanto, serán muchos quienes se horroricen porque el sol se cae, las estrellas se rasgan, los coches se queman y los teléfonos móviles empiezan a explotar pum, pum. ¡Que estoy en mitad de una serie, dad la luz!

Síndrome de Estocolmo.

Sólo quienes no hayan olvidado a Cristo, quienes no hayan dejado de llorar su ausencia, quienes nunca se hayan sentido en casa en este mundo gritarán de júbilo y saldrán gozosos al encuentro del Señor en los aires (1Tes 4, 17).

(TOI34J)

Cuando se haga de noche

Te has encontrado con Cristo como san Pablo, casi sin buscarlo. Aunque él buscaba la verdad… y tú también. Estás eufórico, se diría que vives en una nube, que no tocas el suelo. Rezas, y se te llena de consuelo el corazón. Te he tenido que pedir que «reces» menos, que atiendas a tu familia y a tu trabajo, manteniendo en tu actividad la presencia de Dios. Y me dices que no te cuesta. «¿Cómo puede ser todo tan fácil?», me has preguntado.

Y no te he respondido. Me sonrío, y te espero. Disfruta del día.

Porque se hará de noche. Y, cuando se haga de noche, te costará un esfuerzo levantarte para rezar. Y, cuando reces, te parecerá que no hay nadie al otro lado. Vendrán contrariedades, y te preguntarás si Dios te escucha o te ha dado la espalda. Quizá llegues a creer que lo que ahora estás viviendo era una sugestión.

¿Seguirás entonces rezando a oscuras, sin quitarle un minuto a la oración? ¿Seguirás diciendo, a pesar de los pesares: «confío en ti»? Eso es perseverar. Y con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas.

Pero eso ya te lo diré más adelante. No quisiera aguarte la fiesta. Disfruta.

(TOI34X)

El trabajo de Penélope

Menuda cara se les debió poner a los apóstoles, asombrados por el esplendor y la riqueza del templo, cuando Jesús les dijo:

Esto que contempláis, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea destruida.

Me imagino a mi iglesia, que tiene más de quinientos años, cayendo piedra por piedra sobre el pantano del Valmayor, y me da un soponcio. ¿Para qué me molesto en arreglar el tejado y construir la capilla, si se va a ir todo a hacer gárgaras?

Hay un libro de Jesús Carrasco, «Elogio de las manos», en el que cuenta con qué afán se emplearon su familia y él en reconstruir una casa que sabían que sería demolida. Me hizo pensar. Cuidamos nuestro cuerpo, aunque sabemos que moriremos. Cuidamos nuestras casas, aunque sepamos que se derrumbarán. Y –les digo a los jóvenes– si tuvierais un examen mañana y supierais que ibais a morir esta noche, deberíais procurar que la muerte os encontrara estudiando.

No lo hacemos para crear algo indestructible. Lo hacemos para servir a Dios, que ha puesto ese trabajo en nuestras manos. Y, si lo hacemos con amor, cuando todo se destruya, serán nuestras almas las que gocen vida eterna.

(TOI34M)

El sobre y el pecho

Tengo que reparar el tejado de la iglesia y quiero hacer una capilla en los locales parroquiales. Por eso pido donativos. Y cuando algún feligrés me entrega un sobre con dinero, le sonrío, se lo agradezco y procuro no abrir el sobre en su presencia para no parecer ansioso y tal. Pero confieso que, en cuanto se marcha, abro el sobre a toda velocidad para ver cuánto me ha entregado. Debilidades de un párroco, qué le voy a hacer.

Vio también una viuda pobre que echaba dos monedillas, y dijo: «En verdad os digo que esa viuda pobre ha echado más que todos, porque ha echado todo lo que tenía para vivir».

Los hombres ven la apariencia, más el Señor ve el corazón (1Sam 16, 7). El Señor no mira dentro del sobre, sino dentro del pecho. Ahí se oculta la ofrenda que le interesa. Lo de dentro del sobre nos lo deja a los párrocos.

Por eso, cuando hagáis vuestra ofrenda a la iglesia –y aunque me duela decirlo– recordad que no debéis agradar al párroco, sino a Dios. Hacedla con un corazón generoso, y Dios os lo pagará. Pero si podéis dar una alegría también al párroco… mejor.

(TOI34L)

No hay otro rey sino Tú

En tiempos de Jesús, un rey era un rey. Pero ya no quedan de ésos. Tenemos reyes, pero no mandan. Les queda el oropel, el brillo. Oropel y brillo tienen hasta deslumbrar, porque se han convertido en símbolos, y los símbolos tienen que lucir. También les queda la distancia. Son inasequibles para el hombre de a pie, que hoy se conforma con verlos por televisión.

Mirad, sin embargo, al Rey de reyes, al único y verdadero rey:

Los magistrados hacían muecas a Jesús. Se burlaban de él también los soldados, que se acercaban y le ofrecían vinagre.

Como trono, una cruz. Como corona, las espinas. Como medallas, salivazos y llagas. Como corte, dos ladrones. ¿Qué brillo, qué oropel es ése?

Sin embargo… Han pasado dos mil años, y ahí sigue, gobernando el Cosmos desde esa Cruz que permanece levantada hasta el fin de los tiempos. Cualquier hombre que sufra lo encontrará a su lado, cualquier moribundo se abrazará a Él. Acuérdate de mí cuando llegues a tu reino. Hoy estás conmigo en el Paraíso, te he conquistado, tu vida es mía, tu dolor es mío, tu muerte es mía y mi reino es tuyo.

No hay otro rey sino Tú.

(XTOREYC)

Sobre el amor y la muerte

Se habla poco de esa asociación entre matrimonio y muerte que, sin embargo, está presente en la liturgia y la Escritura. Sólo en el rito hispano-mozárabe del matrimonio se pronuncia la frase «hasta que la muerte os separe», pero en la fórmula más común del consentimiento matrimonial los esposos se prometen fidelidad «todos los días de mi vida». El compromiso no va más allá. Y hoy, cuando Jesús explica que en el mundo futuro y en la resurrección de entre los muertos no se casarán, alega, como motivo: Pues ya no pueden morir.

En definitiva: os casáis porque moriréis. El vínculo matrimonial es una ayuda para el camino. No contraéis matrimonio para pasar la vida mirándoos el uno al otro, sino para ayudaros a llegar al cielo. Especialmente quisiera gritárselo a los jóvenes: Buscad, no a la persona con quien mejor pasáis el tiempo, sino a quien pueda ayudaros a alcanzar la eternidad.

Eso está escrito respecto al sacramento. Pero, en cuanto al amor conyugal, si está arraigado en Dios, no temáis, os seguiréis amando en el cielo, porque ese Amor es más fuerte que la muerte. Procurad llenar de cielo vuestro amor, y se llenará de amor vuestro cielo.

(TOI33S)

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