Libros de José-Fernando Rey Ballesteros

Fiestas del Señor – Página 2 – Espiritualidad digital

Nada sin ella. Simetrías y rimas de un poema divino

El Evangelio es un cuadro pintado por un Artista. Hay en él una armonía, un orden que escapa a cualquier genio humano. Fíjate, por ejemplo, en la perfecta simetría de su hechura.

Desciende el Verbo del cielo, y se oculta en el vientre de la Virgen. Volverá a entrar en el cielo desde un sepulcro cerrado. Sale Jesús del seno materno, y se inclina ante Él su madre para arroparlo. Antes de ser enterrado, esa misma madre se inclina para recibir en sus brazos el cuerpo muerto y desnudo del Hijo. Lo lleva la madre al Templo, y allí, de pie, junto al sacerdote, lo ofrece a Dios. Antes de morir, junto a la Cruz, la misma Virgen, de pie, ofrecerá al Padre el cuerpo del Hijo. Es una maravilla.

Cuando se cumplieron los días de la purificación, los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén para presentarlo al Señor.

Ya te lo he descrito. Ahora lo presenta niño; en el Gólgota lo presentará crucificado. En esos dos momentos, en que el cuerpo del Hijo es presentado al Padre, quiso Jesús estar acompañado por María. Y, con Él, la Virgen nos presenta a nosotros en cada misa. Nada sin ella.

(0202)

¡Hijos de Dios!

No debería haberme impresionado, pero, cuando un sacerdote amigo me lo contó, me impresionó. Estaba consagrando el pan durante la misa y escuchó dentro de él, con toda claridad, estas dos palabras: «¡Hijo mío!». A él tampoco le debería haber impresionado, pero casi tuvo que interrumpir la consagración.

«¡Hijo mío!»… Tú eres mi Hijo, el amado, en ti me complazco. Son palabras dichas por el Padre al Hijo. Pero, por eso mismo, eran también palabras del Padre dirigidas al sacerdote desposeído de su persona que actuaba «in persona Christi Capitis». Aquel sacerdote se sintió tremendamente amado, amado como hijo único. Lo era.

Es la gracia bautismal la que nos hace hijos de Dios. La belleza de esa gracia es desconocida para muchos. También muchos olvidan que somos concebidos en pecado, que nacemos muertos y entregados al Príncipe de este mundo. Y cuando el agua empapa el alma, la inmundicia de aquella culpa desaparece, y es el alma embellecida con las joyas y las perlas compradas a precio de la sangre de Cristo. Tan hermosa queda, que el propio Dios viene a habitar en ella.

Jamás –¡Jamás!– entregues ese tesoro celestial al Enemigo a cambio de la paga miserable del pecado.

(BAUTSRC)

“Evangelio 2025

El nombre más dulce en los labios de un niño

Jesús¿Te has dado cuenta de que Juan Bautista, en los evangelios, nunca pronuncia el nombre de Jesús? Lo llama el Cordero de Dios, el que bautiza con Espíritu Santo, el Hijo de Dios… Pero en ningún momento lo llama Jesús. Tiene, ante ese nombre, la misma reverencia que los judíos tenían por el nombre de Yahweh. Porque, ahora, Jesús es el nombre de Dios.

Nosotros, sin embargo, pronunciamos su nombre constantemente. Y lo repetimos, porque nos sabe dulce en los labios. No nos inspira temor; nos enamora. En ocasiones, rezar es tan sencillo como decir: Jesús, Jesús, Jesús…

Juan era el último de los profetas. De ahí el temor reverencial ante el nombre del Altísimo. Pero nosotros somos los más pequeños en el reino de Dios. Somos niños. Tratamos a Dios de tú, y a Jesús lo llamamos Jesús, sin más. No sé si los patriarcas y profetas rieron con Dios. Nosotros sí. Yo me río mucho con Jesús. En ocasiones, incluso he tenido que contener la risa en el mismo altar donde ofrezco su cuerpo y su sangre.

Los niños tratan de tú al sacerdote hasta que crecen, y entonces lo tratan de usted. Yo prefiero seguir siendo niño.

(0301)

“Evangelio 2025

Desde la entraña misma de la Humanidad

El 11 de diciembre de 1925, Pío XI publicó la encíclica «Quas Primas», en la que instauraba la solemnidad de Jesucristo, rey del Universo. Nazismo y comunismo arraigaban con cada vez más vigor en la Europa secularizada de entreguerras. Fue entonces cuando el Papa alzó su voz: Queremos que Cristo reine.

Mi reino no es de este mundo. La ambición de la Iglesia es más poderosa que cualquier ideología:

Queremos introducir a Cristo en la entraña de la Humanidad, en los corazones mismos de los hombres. No queremos incrementar las páginas de religión en los periódicos; queremos periodistas cristianos en todos los medios. No queremos formar partidos políticos católicos; queremos católicos en los partidos políticos. No queremos retirarnos a vivir a colonias cristianas; queremos cristianos en todas las comunidades de vecinos. No queremos más blogs de religión; queremos cristianos haciendo blogs de política, cocina, moda, deporte… No queremos más empresas de artículos religiosos; queremos empresarios católicos en todos los sectores del mercado.

Ésa es la ambición de la Iglesia. Ésa debe ser la ambición del cristiano. La de la levadura en la masa. Queremos que ese reino que no es de este mundo transforme este mundo desde su misma entraña.

(XTOREYB)

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