Desde la entraña misma de la Humanidad

El 11 de diciembre de 1925, Pío XI publicó la encíclica «Quas Primas», en la que instauraba la solemnidad de Jesucristo, rey del Universo. Nazismo y comunismo arraigaban con cada vez más vigor en la Europa secularizada de entreguerras. Fue entonces cuando el Papa alzó su voz: Queremos que Cristo reine.

Mi reino no es de este mundo. La ambición de la Iglesia es más poderosa que cualquier ideología:

Queremos introducir a Cristo en la entraña de la Humanidad, en los corazones mismos de los hombres. No queremos incrementar las páginas de religión en los periódicos; queremos periodistas cristianos en todos los medios. No queremos formar partidos políticos católicos; queremos católicos en los partidos políticos. No queremos retirarnos a vivir a colonias cristianas; queremos cristianos en todas las comunidades de vecinos. No queremos más blogs de religión; queremos cristianos haciendo blogs de política, cocina, moda, deporte… No queremos más empresas de artículos religiosos; queremos empresarios católicos en todos los sectores del mercado.

Ésa es la ambición de la Iglesia. Ésa debe ser la ambición del cristiano. La de la levadura en la masa. Queremos que ese reino que no es de este mundo transforme este mundo desde su misma entraña.

(XTOREYB)