Víctima de ti mismo

Nunca estás contento. Buscas cariño en las criaturas y, cuando te lo dan, todo son quejas. No te quieren como te gustaría que te quisieran, no te tratan como te gustaría que te trataran, no te atienden como te gustaría que te atendieran…

Si lo deseas, puedes seguir haciéndote la víctima, aunque con ello sólo te hagas más daño a ti mismo. Pero lo cierto es que no tienes nada de víctima. Más aún –y te lo digo con cariño– te has convertido en un pequeño tirano. Exiges a los hombres lo que sólo Dios puede darte.

¿Quién te crees que son? Son unos pobres pecadores, como tú. Te dan lo que tienen: un amor imperfecto, enfermo y herido. Como el tuyo.

Mira lo que recibió Cristo de los hombres: Los fariseos no aceptaron su divinidad y planearon el modo de acabar con Jesús. En cuanto a los enfermos, muchos lo siguieron y él los curó a todos. Pero lo seguían por interés, porque estaban enfermos y buscaban en sus manos la salud. Por último, los apóstoles lo amaron, pero su amor imperfecto no les permitió acompañarlo en la Cruz. Lo dejaron sólo.

¿Vas a ser tú más que Él?

(TOI15S)