El cielo estuvo en Egipto
Sé que la fiesta de la Sagrada Familia es la ocasión perfecta para la reivindicación, para la protesta, para la denuncia de todos los desmanes con que nuestra sociedad occidental está atacando a la familia y tratando de destruirla. Todo eso lo sé, y en ocasiones yo mismo he aprovechado la ocasión para poner el grito, no en el cielo, sino en la tierra. Pero, qué queréis que os diga, este año no me apetece nada. Más me apetece disfrutar de lo bueno que lanzar piedras a lo malo.
Levántate, toma al niño y a su madre y huye a Egipto. Vivimos en Egipto, en la sociedad del pecado y la esclavitud. Pero, durante años, el cielo estuvo en Egipto, porque allí plantó Dios su tienda, en la que vivieron Jesús, María y José. Dichoso quien habita en esa tienda. Aun en medio de las peores dificultades, quien allí vive vive en el cielo, rodeado de amor humano y divino.
Egipto necesita santos. Necesita personas felices mucho más que apologetas indignados. Necesita calor de cielo, sonrisas de ángeles. Creedme: lo mejor que podemos los cristianos hacer por la familia es plantar en Egipto la tienda de Jesús, María y José.
(SDAFAMA)











