Un Amor escondido a los ojos
Se mira y se remira la adolescente en el espejo. Se ve hermosa, y le gusta. Acabará idiota perdida si alguien no le advierte de la verdad. Cierra los ojos un momento, hija, sólo un momento, porque en un momento se pasa la vida. Vuélvelos a abrir, y verás un cuerpo decrépito, arrugado, enfermo y al borde de la muerte. ¿Dónde quedó aquella belleza? ¿Merecía tanta admiración?
¡Si reconocieras tú también en este día lo que conduce a la paz! Pero ahora está escondido a tus ojos. Nada de cuanto ven los ojos puede dar paz al hombre. Ni saciar su hambre. Puede adormecerlo, narcotizarlo durante un instante, como cuando te quedas fascinado ante una buena película, una pieza musical o un atardecer. Pero pronto pasa el hechizo, y vuelves al cansancio y el hastío.
Y no dejarán piedra sobre piedra. Al final, cuanto ven los ojos acaba destruido, como un sueño al despertarte.
Lo que conduce a la verdadera paz es un Amor escondido a los ojos, oculto tras la apariencia de un pan, agazapado en el fondo del alma. Y, cuando se conoce ese Amor, la paz que llena el corazón no puede arrebatártela ni la misma muerte.
(TOI33J)











