Tres padrenuestros a san Antonio
Se me ha acercado una mujer con un desconcierto mayúsculo. Había perdido las gafas, y un sacerdote amigo mío le recomendó: «Rézale tres padrenuestros a san Antonio, y verás cómo aparecen». Pero a la pobre mujer le dio por pensar: «¿Y cómo voy a rezarle tres padrenuestros a san Antonio, si san Antonio no es mi padre?». Jajaja, me troncho. Le he respondido que rece tres padrenuestros a Dios ante la imagen del santo. Ya aparecieron las gafas.
A ver… el Padrenuestro se le reza a Dios. Aunque, en ocasiones, lo usemos como instrumento para conseguir cosas, como quien desliza una solicitud timbrada en un buzón de la administración celeste. Pero el Padrenuestro es mucho más.
Cuando oréis, decid: «Padre, santificado sea tu nombre». El Padrenuestro te está revelando, en primer lugar, que Dios es tu Padre. Medítalo. Además, te está enseñando qué pedir y cómo hacerlo. Danos cada día nuestro pan cotidiano… Poco después, Jesús habla del amigo que pide pan y el hijo que pide un pez. ¿Entiendes que ese pan cotidiano es la Eucaristía, que se te está invitando a comulgar diariamente?
Yo te dejo aquí. Medita despacio la oración dominical. Que te la explique san Antonio.
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