Libros de José-Fernando Rey Ballesteros

17º domingo del Tiempo Ordinario (Ciclo C) – Espiritualidad digital

Fíate

«No tengo fe, pero quisiera tenerla». «Ojalá tuviera yo la fe que tienes tú». «Es que la fe es un don de Dios, y a mí no me lo ha dado»… Frases como éstas se escuchan con frecuencia de labios de personas aparentemente bienintencionadas. Hombre, siempre es mejor que te «envidien» a que te tiren piedras, pero…

En aquel tiempo, los apóstoles le dijeron al Señor: «Aumén­tanos la fe».

También los apóstoles querían fe. Y la recibieron. ¿Por qué ellos sí, y otros no?

Porque se fiaron. Se fiaron de Jesús de Nazaret.

Esa fe humana, que consiste en fiarse de alguien, no es un don del cielo. Es un don que nosotros damos a quien queremos, porque nos fiamos de quien queremos fiarnos.

¿Quieres tener fe? Fíate. Fíate de la Iglesia, fíate de los evangelios, fíate de ese amigo que te habla de Dios. Y, con esa confianza, acude al sacerdote, exponle tus deseos de creer, reza como si creyeras… En definitiva, si quieres fe, acércate, como se acerca a la lámpara quien quiere luz.

Y Dios se servirá de esa confianza tuya para regalarte el don de la fe. Porque ese don lo da a quienes se fían.

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Tres padrenuestros a san Antonio

Se me ha acercado una mujer con un desconcierto mayúsculo. Había perdido las gafas, y un sacerdote amigo mío le recomendó: «Rézale tres padrenuestros a san Antonio, y verás cómo aparecen». Pero a la pobre mujer le dio por pensar: «¿Y cómo voy a rezarle tres padrenuestros a san Antonio, si san Antonio no es mi padre?». Jajaja, me troncho. Le he respondido que rece tres padrenuestros a Dios ante la imagen del santo. Ya aparecieron las gafas.

A ver… el Padrenuestro se le reza a Dios. Aunque, en ocasiones, lo usemos como instrumento para conseguir cosas, como quien desliza una solicitud timbrada en un buzón de la administración celeste. Pero el Padrenuestro es mucho más.

Cuando oréis, decid: «Padre, santificado sea tu nombre». El Padrenuestro te está revelando, en primer lugar, que Dios es tu Padre. Medítalo. Además, te está enseñando qué pedir y cómo hacerlo. Danos cada día nuestro pan cotidiano… Poco después, Jesús habla del amigo que pide pan y el hijo que pide un pez. ¿Entiendes que ese pan cotidiano es la Eucaristía, que se te está invitando a comulgar diariamente?

Yo te dejo aquí. Medita despacio la oración dominical. Que te la explique san Antonio.

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