Ya te he contado en alguna ocasión la cantidad de veces que los sacerdotes escuchamos esta frase: «No soporto a los políticos». Si tú eres uno de quienes se acusan de ello, haces bien en acusarte, porque el amor –dice san Pablo– todo lo soporta. Y porque si al Señor le diera por no soportarte a ti o a mí, estaríamos perdidos.
De todas formas, te equivocas. Piensas que los políticos son culpables de la situación de nuestra sociedad, como si el mundo cambiase «de arriba abajo». Con políticos corruptos, la sociedad se corrompe. Y, si tuviéramos políticos santos, la sociedad sería angelical.
Mentira. Hoy día, unos políticos santos serían mártires.
Y tampoco es verdad que la sociedad cambie «de arriba abajo». De ser así, Cristo hubiera enviado a los discípulos a predicar a los reyes. Sin embargo, los envió a predicar a las ovejas descarriadas de Israel.
Deja de quejarte. Tienes a las ovejas descarriadas a la puerta de tu casa, en el bar de enfrente, en la piscina… Si anunciásemos el evangelio a esas ovejas descarriadas, y ese anuncio se propagase por todos los ambientes, una sociedad de santos produciría políticos santos. El mundo cambia «de abajo arriba».
(TOI14X)

















