Espera y esperanza son distintas. No es lo mismo esperar al autobús que esperar en el Señor. Cuando esperas al autobús no paras de mirar el reloj, porque llega tarde y te hará llegar tarde a ti. Es un sufrimiento esperar al autobús. Cuando esperas en el Señor, sin embargo, tienes paz, porque sabes que, aunque todo parezca ir mal, todo acabará bien. Te lo ha prometido el Señor y te fías de Él.
Cuando está llena, la arrastran a la orilla, se sientan y reúnen los buenos en cestos y los malos los tiran.
Como en la parábola del trigo y la cizaña, el bien y el mal caminan juntos. Hasta que llega la siega, hasta que el barco alcanza la orilla, hasta que llega el juicio de Dios. Nunca antes, porque, en el camino, el trigo redime a la cizaña y los peces buenos redimen a los malos. Cristo es el pez bueno y el grano de trigo.
No pidas justicia divina en esta vida, no te precipites, que quedan almas que salvar. Es tiempo de misericordia, no de juicio. Llegará el juicio y, para entonces, ojalá no queden peces malos ni cizaña. Ojalá todos se hayan convertido.
(TOI17J)