Llenar el vientre o entregar la vida

Creo haber escrito hace poco sobre esa forma tan distinta que tiene Jesús para tratar a los de lejos y a los de cerca. Vuelvo sobre ello. Sobre todo, porque eres tú quien tiene que decidir cómo quieres posicionarte frente a Él: si quieres seguirlo a distancia o quieres vivir unido a Él con la pasión con que uno abraza al amor de su vida.

Se les acercó Jesús andando sobre el mar. Allí sólo estaban los Doce, los de cerca. A las multitudes acababa de llenarles el vientre multiplicando cinco panes y dos peces. Son las mismas multitudes de quienes hoy nos dice san Mateo que le pedían tocar siquiera la orla de su manto. Y cuantos la tocaban quedaban curados.

A los apóstoles, sin embargo, se les aparecía caminando sobre el mar, les mandaba –como a Simón– ir a Él, y los sacaba del agua cuando se hundían. Los estaba adiestrando para morir.

Ya lo ves: a los de lejos les soluciona la vida y a los de cerca les enseña a entregarla. Porque, cuando el alma se adentra en la intimidad con Cristo, ya no desea sino morir con Él.

Aunque muchos siguen prefiriendo llenar el vientre.

(TOI18M)