Hoy nos han tendido una escalera
Hoy en Belén nos ha tendido Dios una escalera. Y en su peldaño más bajo, tan bajo que debemos agacharnos para alcanzarlo, hay un pesebre sobre el que está un niño recostado.
El que persevere hasta el final, se salvará. Perseverar hasta el final comienza hoy. Se trata de abrazar a ese niño y no soltarlo hasta que hayamos ascendido a la cima por esa escalera.
Peldaño a peldaño, subiremos un monte, el Calvario, y entonces nos abrazaremos fuerte fuerte, para atravesar, pegados a Él, dificultades, persecuciones, y la misma muerte. No temeremos, Jesús viene con nosotros. Y del mismo modo que Él dirá: Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu (Lc 22, 46), diremos nosotros, con Esteban: Señor Jesús, recibe mi espíritu (Hch 7, 59). Nosotros se lo damos a Él, y Él se lo entrega al Padre. Son los últimos peldaños. Cuando, unidos a Jesús, entreguemos la vida, llegaremos al cielo, a la cumbre.
Y todo, ya lo ves, empieza hoy. Podrías ir entrenando y, antes de decirle en la Cruz «recibe mi espíritu», decirle, en el pesebre, lo que aprendiste de pequeño: «Por eso te quiero tanto y te doy mi corazón. Tómalo, tuyo es, mío no».
(2612)











