Fíate
«No tengo fe, pero quisiera tenerla». «Ojalá tuviera yo la fe que tienes tú». «Es que la fe es un don de Dios, y a mí no me lo ha dado»… Frases como éstas se escuchan con frecuencia de labios de personas aparentemente bienintencionadas. Hombre, siempre es mejor que te «envidien» a que te tiren piedras, pero…
En aquel tiempo, los apóstoles le dijeron al Señor: «Auméntanos la fe».
También los apóstoles querían fe. Y la recibieron. ¿Por qué ellos sí, y otros no?
Porque se fiaron. Se fiaron de Jesús de Nazaret.
Esa fe humana, que consiste en fiarse de alguien, no es un don del cielo. Es un don que nosotros damos a quien queremos, porque nos fiamos de quien queremos fiarnos.
¿Quieres tener fe? Fíate. Fíate de la Iglesia, fíate de los evangelios, fíate de ese amigo que te habla de Dios. Y, con esa confianza, acude al sacerdote, exponle tus deseos de creer, reza como si creyeras… En definitiva, si quieres fe, acércate, como se acerca a la lámpara quien quiere luz.
Y Dios se servirá de esa confianza tuya para regalarte el don de la fe. Porque ese don lo da a quienes se fían.
(TOC17)