«Zaqueado» y, encima, feliz

zaqueoNo sé si la copa de un sicomoro es lugar confortable. Pero cuando Jesús, al ver a Zaqueo encima del árbol, le dijo: Date prisa y baja, porque es necesario que hoy me quede en tu casa, reamente le estaba diciendo: «Estás muy cómodo ahí, baja y ábreme las puertas de tu hogar». Zaqueo bajó, e introdujo a Cristo en su casa. Jesús no es invitado cómodo. Te saquea la nevera, levanta las alfombras y saca a la luz la suciedad oculta durante años, te hace enrojecer… y lo llena todo de alegría. Vale la pena, en cualquier caso.

Hay tres formas de relacionarse con Cristo. Una es la de quien «soporta» al Señor: va a misa por obligación, reza porque tiene que rezar, y está esperando a que termine la misa y concluya la oración para entregarse a lo suyo. Otra es la del «fan»: está a favor de Jesús, le aplaude y lo ensalza… desde el sillón; él no se mueve. La tercera es Zaqueo: deja a Cristo entrar hasta la cocina, se deja robar por Él y se lo entrega todo. Así han sido los santos.

Sé que crees en Jesús. Pero ¿te dejarás «zaquear» por Él?

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“Tú, pecador