Y, además, lo pasamos bien
Hablábamos ayer de la muerte, y con ella seguimos, porque de ella hablan estas parábolas.
Pensar que, puesto que vamos a morir, mejor emplear la vida en pasarlo bien es una frivolidad. Quien así piensa olvida que, tras la muerte, habrá un juicio; que la vida se nos ha dado, y se nos ha dado para algo; y que de ese algo tendremos que rendir cuentas.
Un hombre, al irse de viaje, llamó a sus siervos y los dejó al cargo de sus bienes. Estamos en el mundo para dar fruto y, por eso, la vida es trabajo que debe realizarse con alegría, paz y amor de Dios.
Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco. Es preciso emplear la vida en anunciar la victoria de Cristo. Quizá, mientras lo hacemos, nos parezca trabajo estéril, porque muchos no quieren acoger a Jesús. Pero Dios mismo se encargará de que nuestro anuncio dé fruto.
Si vivimos así, como quienes trabajan para Dios, quizá nos demos cuenta, al final de la vida, de que, además, lo hemos pasado muy bien, mejor que nadie. Y todo ello en medio de cansancios, pero abrazados por un Amor que hace dulce la vida.
(TOP21S)