Y a Mí buscarme has en ti
Nueve días hace ya que amaneció la Navidad. Y, en este tiempo, hemos mirado, hemos conocido, hemos amado y hemos caído rendidos ante el Dios que, revestido de nuestra carne, se ha postrado ante nosotros. Brota de nuestros labios, como un aliento que se escapa, la pregunta de Juan:
Rabí, ¿dónde vives?
Venid y veréis. Juan y Andrés siguieron los pasos de Jesús. Nosotros, ¿a dónde iremos para ver? La respuesta se la reveló el mismo Jesús a santa Teresa: «Alma, buscarte has en Mí, y a Mí buscarme has en ti».
Cristo es hogar donde vivir. Lo tienes cerca, muy dentro, en tu alma en gracia. El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él (Jn 6, 56).
Juan y Andrés se quedaron con él aquel día. Y llamaron a Simón, quien pasó a ser Pedro. Y, seguramente, también a Santiago, quien pasó a ser hijo del trueno, porque en ese hogar el Señor te llama con un nombre nuevo.
Yo también. Entraré en mi alma, donde Él habita. Habitaré en Él. Y, si me preguntan dónde vivo, responderé: «Vivo en Cristo». No quiero separarme de Él, no quiero salir de casa.
(0401)