Vida interior

Cuando hablamos de «vida interior», normalmente nos referimos al alma. Pero ¡qué grandeza, la de la mujer que alberga una vida en su vientre! ¿Acaso no es eso, literalmente, vida interior? El vientre de la mujer es verdadero templo donde enciende Dios la llama sagrada del alma espiritual en la criatura allí concebida a su imagen.

María se levantó y se puso en camino deprisa hacia la montaña, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Ahí tenéis a dos mujeres llenas de vida. Pero la santísima Virgen lleva a Dios en el vientre y el cielo en el alma. Quiso el Creador igualar la partida, y llenó también de cielo el alma de Isabel, quien se llenó de Espíritu Santo. Que empiece el baile, que salte en el seno Juan, que se abra la boca de su madre y profetice, que brote de sus labios el Avemaría: ¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¡Cuánto alboroto, qué sobria y divina embriaguez! Proclama mi alma la grandeza del Señor… Bulle el Magnificat, divino bullicio.

¡Cuánta alegría deja quien se acerca a los demás con el alma llena de cielo!

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