¡Ven!

Tuve que coger ayer el coche para desplazarme a un tanatorio, donde quería despedir a un buen amigo que se ha marchado al cielo precipitadamente, como con prisas. Y no era ayer, precisamente, buen día para las prisas. De repente, me vi encerrado en un embotellamiento terrible que saturaba una autovía de tres carriles. ¿La causa? La entrada a un centro comercial. Todos aquellos coches estaban llenos de reyes magos incapaces de esquivar mágicamente los atascos. Pero así estamos estos días. Enloqueceremos antes de que lleguen los Reyes.

Jesús encuentra a Felipe y le dice: «Sígueme». Felipe encuentra a Natanael y le dice: «Ven y verás». Y mañana, una estrella encontrará a tres hombres en Oriente y, con su luz, les dirá: «Venid». Felipe, Natanael y los Magos serán llamados al mismo lugar: Cristo. Él es el centro del Cosmos.

Y a todos esos reyes magos que han errado el rumbo y van desorientados de tienda en tienda, y a ti, que andas perdido en mil afanes y ocupaciones, y a mí, una voz, desde un pesebre, nos dice: «Ven. Deja todo eso, acércate aquí y contempla. ¿Adónde ibas sin Mí?».

Súbete al camello de Melchor. Nos vemos en Belén.

(0501)

“Evangelio