Una civilización desnortada
En Europa, la Cruz ha sido desterrada de despachos, colegios, juzgados, hospitales y escudos. Incluso en las iglesias, algunos templos modernos han sustituido el Crucifijo por unos cristos medio crucificados, medio colgantes, medio resucitados que no inspiran la más mínima devoción. ¿Qué nos ha pasado? ¿Hemos perdido el Norte? Sí, lo hemos perdido. Qué crimen tan horrendo ha cometido el viejo continente al expulsar la Cruz de su horizonte.
La Cruz, repito, es el Norte al que el hombre puede mirar para orientarse. Ella da sentido a la vida y a la muerte. Y hoy los hombres, en Europa, viven en el desconcierto y no encuentran sentido a nada.
Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna. En la mirada a la Cruz, el pecado es perdonado, cada hombre es amado por sí mismo, el sufrimiento se convierte en redentor, la muerte se torna Amor supremo y puerta de la Vida, la Historia encuentra su centro y el Cosmos su orden. Todo gira en torno a ella. No la perdáis de vista, y seréis felices, amados y salvados.
(1409)