Un solo pan en la barca

¡Pobrecitos, los apóstoles! Doce más Jesús ya eran trece. Y no creo que entonces se vendieran baguetes como las de mi pueblo, que miden dos metros (bueno, casi). Un pan de la tahona de Genesaret para trece es poquísimo, apenas tocan a un bocado.

A los discípulos se les olvidó tomar pan y no tenían más que un pan en la barca. Y Jesús les ordenaba diciendo: «Estad atentos, evitad la levadura de los fariseos y de Herodes».

Ellos se agobian. Creen que les falta comida. Pero no entienden. Menudo rapapolvo les suelta Jesús: ¿Por qué andáis discutiendo que no tenéis pan? ¿Aún no entendéis ni comprendéis? ¿Tenéis el corazón embotado? ¿Tenéis ojos y no veis, tenéis oídos y no oís?

Y eso que sólo eran trece para comer. En la barca de la Iglesia somos cientos de millones, y no llevamos más que un pan (el Pan). Con ese único pan (el Pan) nos saciamos todos. Pero si un día nos faltara (¡No lo permita Dios!) moriríamos de hambre, aunque comprásemos baguetes de dos metros. Lo comprobé durante la pandemia de 2020, cuando vi a tantos cristianos desfallecer por no poder comulgar.

Pídele a Dios que nunca falten sacerdotes.

(TOI06M)