Un consejo estrafalario

«Estoy deseando jubilarme para hacer turismo». Ya se jubiló y, desde entonces, está dedicado al turismo… hospitalario. Primero fue la espalda, después la próstata, y ahora el corazón. El tiempo que le queda, entre enfermedad y enfermedad, tiene que hacerse cargo de los nietos, porque los papás trabajan mucho, y no puede ir a ninguna parte. Por cierto, los papás trabajan mucho porque quieren ahorrar para hacer turismo cuando se jubilen.

Necio, esta noche te van a reclamar el alma, y ¿de quién será lo que has preparado?

Yo digo mucho a mis ancianos que procuren morirse sin un céntimo; supongo que sus hijos me odian, pero creo que les aconsejo bien. He visto morirse a algunos con millones en el Banco, y, además de no haber podido disfrutar lo que ganaron, consiguieron que los hijos se pelearan por la herencia. Menudo negocio.

No digo que despilfarréis, pero procurad gastar el dinero en vida, en obras buenas, en vuestro descanso y en ayudar a la Iglesia en sus necesidades. No seáis como el bobalicón de la parábola, que se creía rico cuando ni su propia vida estaba en sus manos.

Ya, ya sé que viene bien un «colchón»… de madera.

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