Tú eres el que ha de venir

No podemos conocer el motivo por el que Juan, desde la cárcel, envió a dos de sus discípulos a preguntar a Jesús: ¿Eres tú el que ha de venir, o tenemos que esperar a otro? ¿Tuvo dudas Juan, en sus últimos días, sobre si Jesús sería realmente el Mesías prometido? ¿O fueron, más bien, sus discípulos quienes dudaban, y Juan los envió a Jesús para que el propio Señor despejase sus dudas? Personalmente, me inclino más por la segunda opción, pero no lo podemos saber. Lo que sabemos es que, en aquel momento, Juan habló del Mesías como «el que ha de venir».

Cristo es el que ha de venir, aquél a quien esperamos. Y no debemos esperar a ningún otro, porque quien lo tiene a Él lo tiene todo. Aprende, en estos días, a esperarlo sólo a Él.

¡Bienaventurado el que no se escandalice de mí! Dichoso tú, si no te escandalizas al tenerlo sólo a Él, aunque no tengas nada más. Aunque con Él compartas sus ultrajes y su persecución, aunque participes del aparente fracaso de su Cruz, ojalá puedas decirle: «Señor, si te tengo a ti, lo tengo todo. No espero nada más, no espero a otro».

(TA03X)