La Resurrección del Señor

Domingo de Ramos (Ciclo B) – Espiritualidad digital

Las dos primeras lecciones

Comienza la Semana Santa. Y Jesús entra en Jerusalén a lomos de un pollino. Estamos allí, al borde del camino, los ojos bien abiertos y el corazón enamorado. Contemplamos, queremos recibir las últimas lecciones del Maestro. Y, al paso de Cristo, dos enseñanzas quedan impresas en el alma. No serán las únicas, pero son las primeras:

Los que iban delante y detrás, gritaban: «¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Bendito el reino que llega, el de nuestro padre David! ¡Hosanna en las alturas!». Aprendemos a no fiarnos del ruido, ni de las grandes ovaciones, ni del espectáculo. Sabemos que pronto esos gritos de aclamación serán sustituidos por otros, quizá salidos de los mismos labios, que pedirán la crucifixión de Cristo. Y entendemos que es más fiable, más verdadero, el silencio de la oración que el ruido de las masas.

Llevaron el pollino, le echaron encima los mantos, y Jesús se montó. Quedamos asombrados ante el modo en que el Rey de reyes entra en la ciudad santa sobre montura tan humilde. Y aprendemos que así entra también en nuestras almas: sobre la humilde apariencia de un pedazo de pan. Adoramos postrados.

La clase magistral acaba de comenzar.

(DRAMOSB)

Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Más información
Privacidad