Sin pensárselo dos veces

vocaciónUna oferta de trabajo, la elección de una carrera universitaria, la inversión de un capital, la búsqueda de esa persona con quien compartir la vida… todas ellas son decisiones que deben sopesarse mucho, sin entregarse precipitadamente a los impulsos ni a las primeras sensaciones y aplicando la inteligencia y el consejo para aquilatar las trepidaciones del corazón. Pero cuando es Cristo quien llama…

Al pasar vio a Leví, el de Alfeo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dice: «Sígueme». Se levantó y lo siguió.

Cuando Cristo llama, la respuesta debe ser inmediata, apresurada y gozosa. Porque el mismo que te llama ya ha trazado un plan para ti, y ese plan es infinitamente más sensato y acertado que todas tus cavilaciones. Puedes fiarte de Él. Los apóstoles lo hicieron, siguieron a Cristo inmediatamente y pusieron sus vidas en manos de Aquél que los llamó. Quienes le pidieron tiempo para despedirse de su familia o enterrar a su padre, al final, no lo siguieron.

Si no estás seguro de que la voz que te llama es de Dios, reza y pide consejo al director espiritual. Pero, una vez sepas que es Cristo quien te llama, no le des largas.

(TOI01S)

“Evangelio