Rosarios bien rezados
Yo ya sé que lo normal, en el rosario, es distraerse. Y por eso le digo a mis feligreses que un rosario mal rezado vale infinitamente más que el que no se reza. A la Virgen le llegan, y le agradan, nuestros rosarios mal rezados… Pero no renunciéis a rezarlo bien. Más bien, pedídselo a ella, a María. Y pedídselo muchas veces, hasta que os lo conceda.
Porque un rosario bien rezado es una maravilla. Es un paseo por la vida de Cristo de la mano de su madre. Le rezas a ella, y ella te lleva a Jesús. Y te cuenta la vida de su Hijo como ningún evangelista te la ha sabido contar.
Entonces, como hacen los niños, mientras desgranas las avemarías, asaltas a la Virgen con mil preguntas: ¿Cómo te miraba el ángel Gabriel? ¿Cómo diste a luz a Jesús? ¿Cómo fue que se te perdió en el templo? ¿De qué hablabais mientras tú cocinabas y Él te contemplaba? ¿Te miraba mientras pendía de la Cruz? ¿Te dijo algo en secreto desde el Madero? ¿Cómo se te apareció en aquel domingo?
Y así, avemaría a avemaría, se te va el rosario en un vuelo… Y empiezas otro.
(0710)