Qué peligro tienen esas uvas

Muchos piensan que la Nochevieja es una fiesta pagana. A mí no me lo parece. El paso de un año en el calendario me parece algo sacratísimo. Porque el tiempo es de Dios. Adán y Eva se lo entregaron al Maligno, hasta que llegó la plenitud.

En el principio existía el Verbo. Existía fuera del tiempo, y mirando al tiempo se compadeció. Por eso, llegada la plenitud del tiempo, el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y así tomó en sus brazos el tiempo, se lo arrebató al Maligno y se lo entregó al Padre desde una cruz.

Cosa distinta es lo de las uvas. Allá cada cual, pero a mí me parece una estupidez. De pequeños nos reíamos cuando mi abuela se atragantaba, qué crueldad. Seguro que más de uno ha estado a punto de salir del tiempo por atragantamiento en Nochevieja.

Os doy una idea: Procurad no atragantaros con las uvas. Y después, en lugar de lanzaros a dar abrazos y beber champán, rezad el Ángelus en familia, como una forma de consagrar a la Virgen el nuevo año. Cuando acabéis, pues hala, a los abrazos, el champán y lo que os guste. Feliz año nuevo.

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“Evangelio 2025