¿Por qué llora Jesús?
Ha muerto Lázaro. Y Jesús llega a la casa. María se le acerca llorando. Y Jesús, viéndola llorar a ella y viendo llorar a los judíos que la acompañaban, se conmovió en su espíritu. Luego lo acompañan hasta la tumba y, al llegar allí, Jesús se echó a llorar.
¿Por qué llora? Jesús sabe que, en unos minutos, su amigo estará de nuevo en pie, retomando su vida donde la dejó. ¿Por qué llora, entonces?
La primera vez, cuando vio llorar a María y a los judíos que la acompañaban, las lágrimas de Jesús fueron de compasión. Cualquier dolor humano hace mella en el corazón de Cristo y le arranca lágrimas. También tu llanto y el mío conmueven al Señor. Nunca estamos solos cuando lloramos. Él llora con nosotros.
La segunda vez, ante la tumba de Lázaro, es la muerte la que hace llorar a Jesús. Cristo es la Vida. Y, al contacto con la muerte, la Vida llora. También nosotros lloramos a nuestros muertos, aun cuando sabemos que resucitarán. Y, mientras los lloramos, las lágrimas de Cristo se mezclan con las nuestras y las bendicen. No es falta de fe llorar a los muertos. Es, simplemente, señal de humanidad.
(TCA05)