¿Podré seguirte hoy?

El salmo 88, preanunciando la Pasión de Cristo, dice: Alejaste de mí amigos y conocidos; mi compañía son las tinieblas (Sal 88, 19). Y Jesús, en el evangelio de hoy, dice: ¿Conque darás tu vida por mí? En verdad, en verdad te digo: no cantará el gallo antes de que me hayas negado tres veces. El abandono de los suyos cubre el corazón de Cristo de tinieblas. Traición, cobardía y debilidad harán que sus amigos lo dejen solo en manos de sus enemigos. Ellos, los enemigos, sí velarán y lo acompañarán… hasta matarlo.

Hijitos, me queda poco de estar con vosotros. Me buscaréis, pero lo que dije a los judíos os lo digo ahora a vosotros: «Donde yo voy no podéis venir vosotros». Da miedo. Uno se siente como un niño que se pierde. Si te abandonamos, ¿adónde iremos sin Ti, Jesús? Menos mal que, aunque lo que dijiste a los judíos nos lo dices hoy a nosotros, no terminas la frase de la misma manera. Porque entonces añadiste: Y moriréis en vuestros pecados (Jn 8, 24). Ahora, sin embargo, dices: Me seguirás más tarde.

Pero ya es demasiado tarde, ya te he dejado solo demasiadas veces. ¿Podré seguirte hoy?

(MSTO)