Parábolas en paralelo

parábola del fariseo y el publicano¿Os habéis dado cuenta de la similitud que hay entre la parábola del fariseo y el publicano y la parábola del hijo pródigo? Fijaos bien, y veréis que, en el fondo, se trata de los mismos personajes.

¡Oh, Dios!, ten compasión de este pecador. Como el hijo pródigo a su padre, este publicano le está pidiendo a Dios que no lo mire como juez, que lo mire con la lástima con que un padre mira a su hijo roto. «No mires mi pecado, mira, más bien, cómo me ha dejado y cómo vengo a ti».

¡Oh, Dios!, te doy gracias porque no soy como los demás hombres: ladrones, injustos, adúlteros; ni tampoco como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago el diezmo de todo lo que tengo. Como hizo el hijo mayor con el pequeño, el fariseo mira a su hermano por encima del hombro, lo juzga y lo condena. Y, también como aquel hijo que se jactaba de no haber desobedecido nunca una orden de su padre, así el publicano se jacta de su conducta.

Dios mira con lástima a los dos hijos. Pero sólo uno de ellos sale perdonado. Y la culpa no es de Dios.

(TC03S)