No te prives
Una mala interpretación de las bienaventuranzas ha llevado a muchos a creer que Dios quiere que el hombre sufra, se empobrezca, pase hambre y llore. Nada más lejos de la realidad. ¿Qué padre desea ver sufrir a su hijo? Pues Padre, y muy Padre es Dios, y, como tal quiere ver a sus hijos bien comidos, satisfechos y felices. Si Cristo proclama bienaventurados a los pobres, a los que lloran y los que tienen hambre es porque Él mismo los saciará y consolará. Y no hay mejor alimento ni mejor consuelo que los que vienen de Dios.
Tomó los siete panes y los peces, pronunció la acción de gracias, los partió y los fue dando a los discípulos, y los discípulos a la gente. Comieron todos hasta saciarse.
Esto quiere Dios de ti: que te sacies, que estés satisfecho, que disfrutes de la vida. Y que, para ello, te alimentes con los bienes celestes, con el propio Dios, con el cuerpo y la sangre de su Hijo.
Los sufrimientos, penurias y contrariedades los trae la vida, afectada por el pecado. Dios es quien te consuela y alimenta. Dedícate a disfrutar de Dios. Si puedes comulgar a diario, no te prives.
(TA01X)