Nefertiti en camisón

«Estoy tremendo, estoy que crujo. Soy Nefertiti en camisón»… Escucho este anuncio en la radio cada mañana. Si compras el cupón de lotería, estarás tremendo, crujirás, serás la emperatriz en traje de noche… ¿Quién no quiere estar tremendo? La misión del vendedor es agradar y suscitar unanimidades. ¿Podría vender algo un comerciante diciendo que, si compras su cupón de lotería, lo normal será que no salga premiado?

Todo esto puede servirte para vender lotería. Pero, si quieres ser apóstol de Cristo, olvídate. Jamás podrá competir un crucificado con Nefertiti en camisón.

Jesús anuncia, pero no vende nada. El marketing le es completamente ajeno. Sus palabras no suscitan unanimidades, sino perplejidad. Algunos, fascinados con Él, lo siguen hasta la muerte. Otros, encolerizados por el anuncio, lo odian y lo matan.

¿Pensáis que he venido a traer paz a la tierra? No, sino división. Desde ahora estarán divididos cinco en una casa: tres contra dos y dos contra tres. Si quieres ser apóstol, debes renunciar a caer bien. Proclamarás la verdad sin respetos humanos. Muchos te seguirán. Otros te odiarán, pero a nadie dejarás indiferente. Tú amarás a todos, y a todos redimirás, ya sea por la palabra o por la sangre.

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