Mientras vuelvo
Son sólo dos palabras: Mientras vuelvo. Pero inauguran toda una era de tinieblas, cuyo fin desconocemos.
Negociad mientras vuelvo. No vemos al Señor, pero trabajamos para Él. Es duro trabajar sin ver al Amo. Pero peor aún es dejar de trabajar porque no lo vemos. Por eso, en la oración prendemos la linterna de la fe, que ilumina después la labor del apóstol.
Cuando regresó de conseguir el título real… Un día volverá, y nos pedirá el fruto de nuestras vidas entregadas en este océano de tinieblas.
Señor, tu mina ha producido diez. Almas, almas… no tenemos otro trabajo, es nuestro único negocio: ganar almas para Cristo, a quien no vemos, pero a quien llevamos como dulce huésped dentro de nosotros. ¿Qué haces, a qué dedicas la vida, si no procuras extender su nombre, y prender en su amor los corazones de quienes te rodean?
Somos trabajadores nocturnos. Y no ha de vencernos el sueño, ni engañarnos las sombras. No hay tiempo que perder. Mientras quede en el mundo una sola alma que no conozca al Señor, un cristiano ocioso no es digno del nombre de Cristo.
Mientras vuelvo… Y llevamos dos mil años. Dos días, dos palabras, para Ti.
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