Mesías sí, pero así no

Me gusta el Evangelio porque no oculta la debilidad de los primeros santos. Si Pedro es como nosotros, entonces nosotros podemos llegar a ser, con la ayuda de Dios, lo que él fue.

Y Pedro, sí, es como nosotros. Es capaz de decirle al Señor: Tú eres el Mesías. Y, a los diez minutos, cuando Jesús les anuncia la Cruz, se encara con el Maestro y le increpa. ¡Ponte detrás de mí, Satanás! ¡Tú piensas como los hombres, no como Dios!

Vas el domingo a misa y aclamas: «¡Santo, santo, santo es el Señor! ¡Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria por siempre!». Sales de misa, ves que se acerca un hombre que está sufriendo y cambias de acera; como te cruces con él te empezará a contar sus penas y te arruinará el domingo. Mejor tomar otro camino hacia el aperitivo. Otra de gambas, luego a comer y después la siesta.

Has aclamado a Jesús como Mesías, pero, al encontrarte con la Cruz, has preferido dar un rodeo. Le has dicho al Señor: Mesías sí, pero así no. Como Pedro.

Pide a Pedro que te recoja y te lleve a donde llegó él. Él murió mártir.

(TOI06J)