Mercadona y los alimentos perecederos

naranjasNo está mal trabajar para comer. Mejor ganar el pan con el sudor de la frente que ganarlo con el sudor del de enfrente, que también de ésos tenemos unos cuantos. Pero el trabajo es algo demasiado digno como para agotarlo en Mercadona. Trabajas, comes, y después te mueres. Es lo que tienen los alimentos perecederos: perece el alimento, y perece quien lo come. Y no te engañes: también las latas de sardinas son alimentos perecederos. Aunque tarden más en perecer.

Trabajad no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre. Se entiende que aquellos hombres, acostumbrados a lo perecedero, preguntasen a Jesús: ¿Qué tenemos que hacer para realizar las obras de Dios? Es decir: ¿Qué trabajo es ése?

Que creáis en el que él ha enviado. ¡Bendito trabajo! Trabajo de oración, de contemplación, de fe. Una oración y una fe que perfuman de vida eterna el desgaste diario. Porque quien reza convierte el trabajo en oración y ofrenda a Dios. Y no agota el fruto de su esfuerzo en Mercadona, porque el propio Mercadona se llena de Dios cuando un santo cruza sus puertas.

(TP03L)

“Evangelio