Los apóstoles del Cosmos
Parece claro que, antes de subir al cielo, Jesús ordenó a su Iglesia anunciar la noticia de su triunfo. Este «mandato apostólico» (así lo ha llamado la Iglesia) está reflejado tanto en los Hechos de los Apóstoles como en los evangelios de Mateo y Marcos. Pero, entre ambos evangelios, hay una diferencia tal sutil como abismal. En Mateo, Jesús dice: Id y haced discípulos a todos los pueblos (Mt 28, 19). Sin embargo, en el evangelio de Marcos dice: Proclamad el evangelio a toda la creación.
No es lo mismo. Porque toda la creación, además de a todos los pueblos, incluye a las bestias, a los montes, a los ríos, a las nubes y los astros. Es como si el hombre tuviera que llevar al resto de los seres creados la noticia de su redención. San Antonio predicaba a los peces. Y los tres jóvenes del libro del profeta Daniel, desde el horno ardiente, invitaban a bendecir a Dios a los mares y ríos, a las aves del cielo, a las fieras y ganados, a los fríos y heladas…
Hoy los cristianos somos los apóstoles del Cosmos. Y nuestras vidas, llenas de luz, anuncian a gritos la resurrección de Cristo.
(TP01S)