La tienda de «todo a 0»
«¿Cuánto es?». Me lo preguntan a menudo. Personas que vienen a encargar misas, novios que vienen a casarse, padres que solicitan el bautismo para sus hijos… Muchos de ellos, antes de marcharse, preguntan lo mismo que en el bar después de tomar un café: «¿Cuánto es?». Yo siempre les respondo que no somos un comercio, que no vendemos nada, que dejen, si lo desean, un donativo según sus posibilidades.
Pero ahora viene la parábola y me quita la razón. Le dicen las vírgenes sensatas a las necias, cuando éstas les piden que compartan su aceite: Mejor es que vayáis a la tienda y os lo compréis. Y esa tienda es la Iglesia, donde se distribuye ese aceite divino de la gracia que mantiene encendida la lámpara del alma.
Me gusta la traducción española. Somos tienda, la «Tienda de Yahweh», más que aquélla en la que Moisés hablaba cara a cara con Dios. Entregamos la gracia a cambio de nada. Tan sólo es necesario que quien la solicita traiga las debidas disposiciones.
Entended a las vírgenes sensatas. No podéis contagiar la gracia como si fuera un virus. Enviad almas a la tienda, al confesonario. Y acudid también vosotros, que lo necesitáis.
(TOP21V)