La mentira del terreno pedregoso
Tres verdades y una mentira. Cuando la semilla cae al borde del camino, nadie espera que germine. Cuando cae entre abrojos, queda claro que no podrá crecer. Y la tierra buena es tierra «de fiar», sabemos que la semilla germinará. En cambio, el terreno pedregoso es el reino de la falacia; promete mucho y no da nada.
Otra parte cayó en terreno pedregoso, y, después de brotar, se secó por falta de humedad. Los tallos brotan pronto, porque apenas hay hondura de tierra. Y, al verlos, te alegras. Pero según vas colgando en aquellos tallos tus esperanzas, el verde se vuelve pardo y lo húmedo se vuelve seco. Todo fue una gran mentira.
Son los que, al oír, reciben la palabra con alegría, pero no tienen raíz; son los que por algún tiempo creen, pero en el momento de la prueba fallan. Son quienes tienen una piedad sensiblera, buscan consuelos y emociones. Por eso fallan en el momento de la prueba y la sequedad. Cuando ese momento llega, la fe debe estar muy arraigada en lo hondo del espíritu para que pueda perseverar.
No basta con que reces mucho. Fórmate bien. Estudia. Y jamás apartes los ojos de la Cruz.
(TOP24S)